Pero vamos a exprimirlo, y venderlo embotellado.
Salieron las espinas, escribí con odio, grité con rabia, corrí encolerizada y me alcanzaste.
Te reiste, y en la maravilla de ese novedoso ruido de papel que se rompe, de morder hielo, de caldo que hierve, se fueron todos mis temores. En esa mirada que apenas y recuerda sus nombres, que no conoce sus rostros, que imparcialmente los encuentra insignificantes, olvidé mis recuerdos.
He aqui el resultado.
Los rencores se quedaron en la cabeza, en un par de textos...
Dejemos el corazón para los colores, las espumas, las luces de navidad...
Apartemos el corazón; para tí.
tengo, pomada para los dolores
remedio para toda clase de errores
tambien recetas para desilusión...
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